Con apenas 28 años, Pablo es el “alma mater” de El Pimpi. De carácter afable e inquieto, el socio y gerente de la histórica bodega malagueña es un claro ejemplo de un empresario que se ha forjado a sí mismo. Comenzó su trayectoria profesional a los 18 años, pasando por todas las áreas del negocio. Actualmente compagina su trabajo en la bodega con la participación en otros proyectos empresariales de gran envergadura y diferentes cargos en la junta directiva de la Cofradía de los Estudiantes.