Implementar la experiencia de los clientes en sus visitas a los restaurantes es uno de los objetivos de todo negocio de restauración. Las ideas creativas que llamen la atención son la clave del éxito de muchas empresas. Ya son algunos los restaurantes que ofrecen a sus clientes el servicio de «comida a ciegas».

En qué consiste

Las comidas a ciegas son un servicio que consiste en comer en la total oscuridad. Muchas personas optan por esta innovadora forma de comer por varios motivos:

  • La falta de vista potencia más los sabores y aromas de la comida.
  • Desean vivir una experiencia diferente.
  • Quieren ponerse en el lugar de una persona invidente.

Existen varias alternativas a este nuevo servicio culinario. Algunos restaurantes ofrecen gafas de visión nocturna a sus clientes. Otros ponen pequeñas velas en las mesas para que la luz no se reduzca del todo, antifaces que solo el cliente se pone en el momento de la degustación, etc.

La comida de los sentidos

A esta nueva forma de comer se la conoce como «la comida de los sentidos». Esto es porque cuando nos falta un sentido como el de la vista, otros se ven potenciados. En este caso, el gusto, el olfato y el tacto, por lo que los platos se degustan de una forma mucho más intensa.

Los clientes de este tipo de restaurantes «juegan» a descubrir los ingredientes de cada receta, lo cual también incluye los suculentos caldos que acompañan a las comidas o cenas.

Se trata de jugar con los sentidos y ser mucho más consciente de lo se come. Este tipo de servicio ofrece al consumidor la oportunidad de una experiencia única en medio de la oscuridad.

Cómo es una experiencia «a ciegas»

Por lo general, los clientes han de esperar hasta que camareros preparados para andar a oscuras por el comedor, indican a los comensales las recomendaciones para aprovechar mejor la experiencia antes de guiarles hasta su mesa.

Una vez sentados, se empiezan a presentar los platos en cada mesa. Por lo general, toda la comida está preparada para ser consumida con cubiertos. No obstante, esta experiencia puede llevar consigo muchas otras situaciones implícitas:

  • Coger la copa de tu acompañante y no la tuya.
  • Que tengas que palpar con las manos para localizar los platos.
  • Probar la comida de otro plato.
  • Que pierdas hasta la noción del tiempo.

Gestión de los imprevistos

Si tienes que levantarte por cualquier motivo como ir al baño, no se permite hacerlo sin la compañía de un camarero. Él es el encargado de conducirte hasta las zonas iluminadas para que puedas hacer lo que necesites, una llamada urgente, lo que sea.

Cuando la experiencia finaliza, las luces se encienden y tras un primer impacto visual podrás ver la cara de tu camarero, así como las de los otros comensales. Ese momento tras la degustación es todo un intercambio de experiencias y emociones que sorprenden a todos. ¿Te animas a probarlo?