Se ha demostrado que más del 70 % de las personas que visitan un restaurante no están seguras de lo que van a pedir cuando entran por la puerta.

Este indicador representa una excelente oportunidad si quieres aumentar las ganancias de tu negocio.

¿Cómo?

Usando las 7 estrategias de la venta sugestiva que te presento en este post.

Antes que nada, explicar que la venta sugestiva es una técnica de venta en la que los empleados influyen en las decisiones de los clientes con el objetivo de multiplicar su consumo y, por consiguiente, incrementar las ganancias de tu restaurante.

Puede que parezca algo imposible o irreal, pero nada más lejos que eso.

Al contrario, este método nos ofrece una infinidad de oportunidades a quienes buscan mejorar el flujo de caja.

Anímate a ponerlas en práctica. Te aseguro que darán resultados favorables. No tendrás que hacer nada del otro mundo, solo unas pequeñas modificaciones en la forma de tratar a los clientes de tu restaurante. ¡Obtén el mayor beneficio de los siguientes trucos!

 

7 Estrategias de venta sugestiva que no pueden faltar en tu restaurante

 

1. Conocer los tipos de clientes que os visitan.

Memoriza algo clave: todos los clientes no son iguales. Por esta razón, no se les deben hacer las mismas sugerencias a todos.

Puede que una recomendación funcione con un “Foodie”, pero que no tenga el mismo efecto en un cliente “sabelotodo”. Aquí juega un papel importantísimo la atención personalizada típica en nuestro sector.

Conocer a fondo la personalidad de los tipos de clientes que visitan tu restaurante permitirá presentar mejores sugerencias y, por ende, garantizará que tomen en cuenta tu punto de vista.

 

2. Aprender la composición de los platos de la carta y de las especialidades.

Resulta muy difícil, por no decir imposible, que los camareros convenzan a los clientes de que escojan un plato que ni ellos mismos han probado. ¿No crees? Las referencias serán más convincentes cuando se ha tenido la oportunidad de degustar cada una de las opciones del menú.

Asegúrate de que todo el equipo que este en contacto directo con tus clientes conozca lo que se sirve en tu restaurante, no solo que sepa los ingredientes y la preparación, sino también sus sabores más especiales. De esta forma podrán hablar con propiedad y seguridad ante tus clientes.

Si un camarero trata de vender un plato con inseguridad, el cliente lo notará y preferirá no arriesgarse. Procura hacer énfasis sobre todo en los platos exclusivos y más rentables para que sean ofrecidos resaltando esos detalles que lo hacen especial.

¿Saben qué causa mala impresión? Que un cliente pregunte los ingredientes que componen un plato y que los empleados del restaurante respondan que no lo saben. Qué se puede esperar si ni siquiera ellos están enterados. ¡No caigas en ese error!

También es cierto que, en ocasiones, es muy difícil que todo el equipo de sala deguste la carta completa; sin embargo, con que se aprendan los ingredientes y las preparaciones de los platos resultaría suficiente.

 

3. Recomendar maridajes apropiados

El equipo de sala está en la obligación de conocer las relaciones de maridaje que se pueden establecer entre los platos de la carta y la carta de vinos. Estas bebidas brindan uno de los márgenes de ganancias más importantes en un restaurante.

Por tal motivo, se recomienda que los camareros aporten sugerencias con respecto a los vinos, con la finalidad de atrapar a los clientes y lograr una venta mayor.

Aquí se vuelve a notar el efecto positivo de la palabra mágica “Compartir”. Un truco infalible consiste en acercarse a una mesa con varios comensales y decirles: “Tenemos un vino que marida a la perfección con los platos que han pedido y que podrán compartir durante toda la comida”.

Maridaje-perfecto

 

4. Utilizar más la palabra “Compartir”

Las personas van regularmente a un restaurante con la finalidad de compartir, les encanta pasar ratos agradables con amigos, compañeros de trabajo o con una pareja. Y la comida siempre es una buena para reunirse a conversar y olvidarse de las preocupaciones.

Los clientes quieren compartir porque se sienten menos culpables de comer mucho, además de que toman las decisiones en grupo y se suelen dividir el pago de la cuenta.

Esto debe aprovecharse formando de la manera correcta a nuestro personal de sala, para que hagan las recomendaciones acertadas.

Un ejemplo podría ser: “Bienvenidos. Esperamos y deseamos que lo estén pasando bien. Cómo aperitivo para compartir y recomendación especial del chef, tenemos unas deliciosos bikinis de lacón, queso y trufa, para que vayan preparándose antes de los platos principales”.

Recomendaciones de ese tipo suelen convencer a alguno del grupo, y los demás, simplemente por educación no se resistirán a seguirlo. Por lo tanto, de ahora en adelante utiliza más esta palabra mágica en la relación con tus clientes, tanto en el trato hacía tus clientes, como en la descripción de tus productos en la carta.

 

5. Saber el momento propicio de hacer sugerencias

Además de entender el perfil de los clientes, es necesario acertar en el momento adecuado en que se deben hacer las sugerencias. ¿Por qué? Existe la posibilidad de que una persona no tenga ningún interés en escuchar tus recomendaciones.

Un error que algunos cometen es comenzar a hacer sugerencias inmediatamente después de que la persona se sienta en la mesa. ¡Cuidado! Esto podría causar una invasión de la privacidad. Se recomienda, en cambio, observar el comportamiento para identificar, entre otros aspectos si el cliente se siente indeciso o tiene claro lo que va a pedir.

También existe la posibilidad de que el mismo cliente solicite una opinión de manera explícita. Esto será mucho mejor porque entonces podrás hacer uso de tu poder de convencimiento y preparación previa.

Se recomienda preguntarle si le gusta más el pescado o la carne, el tipo de guarnición que prefiere, si desea alguna bebida y si querrá degustar algún postre.

Con esta información, podrás crearte una idea sobre las opciones de la carta o el menú que podrían complacer al cliente.

 

6. Anticiparse a las peticiones

Tus camareros deben de estar pendientes en todo momento de las necesidades que puedan surgir en tus clientes, pero también hay señales en las que pueden anticiparse a esas necesidades, como por ejemplo cuando han pedido una botella de vino para compartir.

Si la reunión se nota entretenida y las personas todavía no muestran interés por pasar al siguiente plato o levantarse de la mesa, llega otra oportunidad para actuar sugestivamente. Nos dirigimos a la mesa, agarramos la botella vacía y preguntamos si desean seguir compartiendo juntos otra botella de vino.

La técnica de la anticipación es una manera de mostrar a los clientes que no los descuidamos y funciona con varios productos, no solo con el vino, también es válida con el agua, el pan, el postre y los cócteles, entre otros.

Anticiparse

 

7. Ofrecer degustaciones gratis

Nada mejor que captar el interés de un cliente respecto a una opción concreta del menú que regalando una degustación. Así podrá conocer el sabor de nuevos platos que introducimos en la carta.

Consejo: ofrece degustaciones de los platos más rentables para tu restaurante.

Es muy importante que sea una porción mínima para crear la necesidad en el cliente. Si en esa visita se ha sentido satisfecho y con ganas de probar más, lo tendrá en cuenta cuando vuelva al restaurante en futuras oportunidades.

 

Con estas 7 recomendaciones de la venta sugestiva tienes en tus manos el poder de aumentar las ganancias de tu restaurante. Solo será cuestión de que, tanto tú como el personal de sala, sean conscientes de todas las ventajas que se consiguen poniendo en práctica una estrategia correcta.

 


 

Sobre Eloy Rodríguez:

eloyrodriguez.com está formado por un equipo multidisciplinar compuesto por copywriters, fotógrafos, diseñadores gráficos, programadores web y consultores gastronómicos.

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Lo que nos diferencia con respecto a otros diseñadores o agencias de diseño web es nuestra experiencia en el sector de la hostelería. Tanto yo como parte del equipo contamos con muchos años de experiencia en el sector y gran parte de ellos al frente de nuestros propios negocios.

Esa experiencia es clave para empatizar con nuestros clientes. Entendemos sus limitaciones. Entendemos sus objetivos. Y, hablamos su idioma.