Ha llegado el momento de que la industria hotelera apueste por una reinvención que responda a un nuevo modelo de sociedad y a las necesidades reales de sus clientes. Sin menospreciar las posibilidades que brinda, desde lo estratégico hasta lo transaccional, la tecnología no debe ocupar un lugar protagonista en esa búsqueda, sino ponerse al servicio de la imaginación para desarrollar experiencias memorables. La luz no sólo afecta a nuestro mundo físico, es una forma de comunicar que nos atraviesa el corazón y nos inunda de emociones. No hace falta saber de diseño para entenderla, sólo hay que sentirla. Dominar las emociones de nuestros clientes, en el mundo del hospitality, no tiene precio.